"Me desperté sobresaltada, traté de prender la luz pero todo estaba oscuro y no podía abrir la puerta. Nunca imaginé tal cosa". Norma Guerra Ramos escuchó la tierra temblar justo antes de la medianoche, cuando un sismo de magnitud 8.2 golpeó a México, causando la muerte de 96 personas. Casi dos semanas después, el 19 de septiembre, otro terremoto de magnitud 7.1 causó la muerte de más de 320 personas. "Mi pensamiento fijo fue que el terremoto pudo haberse convertido en un tsunami. Vamos, vamos... siguía diciendo a mi marido y sintiendo a lo lejos este fuerte viento que se aproximaba. En aquel momento solo pensaba en correr". Para ella, el mero gesto de encender la luz no es tan simple. Durante más de 50 años su casa no tuvo ninguna forma de iluminación eléctrica, obligándola a usar una antorcha para todas las actividades del día a día. Sólo hace unos años, Norma finalmente tiene manos libres, gracias a los paneles fotovoltaicos que instaló ella misma en su casa y en muchas en la zona. Esta mujer increíble es de hecho una de las muchas "abuelas solares" que en 2013 participaron en el programa de capacitación organizado por Enel Green Power en colaboración con la ONG india Barefoot College, despde siempre comprometida con llevar energía a las zonas más remotas del mundo. Voló a la India para el período de entrenamiento y luego regresó a la pequeña ciudad de Cachimbo para construir e instalar 48 kits solares que permitieron iluminar los hogares de unas 300 personas. Norma, luego de salvarse, rodeada por la destrucción causada por el terremoto no se perdió de animo y empezó a trabajar para ayudar a muchas personas sin electricidad en varios municipios del estado de Oaxaca y Chiapas, los más afectados por el temblor. Después de la primera emergencia que se produjo por el violento temblor, Norma no lo pensó dos veces: tomó unas lámparas solares que todavía guardaba en la casa y las llevó a los municipios cercanos para explicarles a todo el mundo el funcionamiento y su uso. Enseñó 7 municipios mexicanos (4 en el estado de Oaxaca y 3 en Chiapas) a los residentes a instalar kits solares y traer la electricidad de vuelta. "La mayor satisfacción fue traer la luz de vuelta - dijo Norma - conecté una bombilla en el sistema solar y se encendió. Lo hice con otra y todos fueron sorprendidos. Es fácil, le dije, y les expliqué cómo hacerlo. La acción de Norma ayudó a cientos de personas y permitió recuperar esperanza a estas comunidades mexicanas, volviendo a llevar la luz en muchos hogares y permitiéndoles hacer un gran salto hacia adelante para volver a la normalidad. "Es un proyecto noble y me gustaría dar las gracias a Enel Green Power, al Barefoot College y a todos los que participaron - concluye Norma – Se debe a ellos si estoy aquí hoy para hacer todo esto". Su historia confirma la importancia del proyecto realizado por EGP con la colaboración del Barefoot College dedicado a las mujeres latinoamericanas de todas las edades, algunas ya abuelas, que se van a India para aprender a construir e instalar kits solares que puedan alimentar cuatro lámparas, cargar un teléfono móvil y un farol solar portátil. Una oportunidad de aprendizaje que genera profundos cambios no sólo en su vida personal sino también en toda la comunidad. Un beneficio procedente de una sola experiencia hacia la comunidad, involucrando a un número creciente de personas.